domingo, 29 de noviembre de 2009

LA TAZA DE TÉ - PARTE 1

Pasaron unos cuantos años, es cierto.
Decidí volver a visitarla; antes de llegar, compré unas flores para quedar bien y no caer con las manos vacías. El camino lo sé de memoria, el paso del tiempo modificó las calles, las veredas, los autos frente a las casas. Quizás lo único que no modifique es la gente...

Me acuerdo de sus últimas palabras:
-Por favor, calmate, no seas boludo, sacá la mano de ahí- perdí la vista y.....
Qué quieren que les diga, he pensado todos los días en esto y estoy convencido que fue inevitable, ni estando en condiciones normales era de prever otro desenlace. Me vienen con el cuento del control de los impulsos, que la frialdad, que hay que ser civilizado. ¡Pelotudeces!

No olvido jamás la primera vez que nos vimos. Estaba absorto en mis melancolías, divagando en el bar de Goyena y Puan. Boludeaba con la cucharita en la taza de cafe cuando tanto amague de lluvia se hizo lluvia. Un malón de chicos entró al bar y ahí, ella. No sé qué vi, si las transparencias de una camisa blanca pegada a su piel o la risa por el chapuzón.
-Lluvia del orto, justo ahora- se sentó en mi mesa, dejó la carpeta en la silla vacía y empezó a revolverse el pelo y a salpicarme de lo lindo. Estaba casi pegado a la puerta, de ahí de esta acción.
-¿Querés que te invite con algo?- me sorprendí de hacer esta invitación. Ni me oí.
-Dale ¿me pedís un té?-
-¡¿Té?! Debés ser inglesa-
-¿Murdoch te suena?-

Carreras distintas pero ambos en Filosofía y Letras.
Algunos mensajitos cruzados, algunas dobles intenciones y a los pocos días la primera cita.
-En Primera Junta y de ahí arrancamos-
Aquel viaje en el subte fue de lo más divertido de mi vida. Seguimos hasta Saenz Peña y lo siguiente, caminata por Avenida de Mayo. Mi oscura tristeza por arte de magia se fue por ahí. Jamás abordé a una mujer de esa manera, y por una tacita de té. Creí que esas cosas pasaban en las películas baratas de Hollywood, que te venden pescado podrido.
Seguí en mi propio film. A todo esto, Carolina era un vendaval de vida que contrastaba con este insípido gil. Abrió su cartera y sacó su camarita digital. Me ametralló a fotos en todos lados. Pasó una pareja y les hizo el cuento que éramos turistas y si "pour favour, nous sakan unas pictures".
-¿Y si pedías en argentino no era más fácil?-
-Tenía ganas de hacerme la turista, con mi cara de irlandesa cualquiera cae-

Terminamos en un pub de esos que venden cerveza inglesa. Nos bajamos un porroncito cada uno. ¡Soberano escabio nos agarramos!
-¿Adónde vamos ahora?-
-Elegí vos, Caro-
-¿Yo? Seguime-




martes, 14 de julio de 2009

EMOCIONES POSTRADAS - SEGUNDA PARTE

Han pasado algunas semanas desde aquella despedida en esa gélida noche. El invierno prosigue inmutable y por ello la cuenta de los días parece más amodorrada. Vuelvo una y otra vez al abrazo con ella. Vuelvo al último café.

-Te quiero un montón pero amor no...-
Traté de encontrarnos en otra ocasión. Inútil.
Aquí entra a tallar el destino, ese buen o mal amigo que cada uno posee; las cuentas dan, no es posible "otra vez". Aquella noche mientras esperaba el tren tenía la certeza que mi deseo moriría por inanición, acababa de estrellarse contra el muro de la realidad y al abrir los ojos estaba solo con mi tristeza.
-Bueno macho, hiciste lo que había que hacer, te quitaste la carga de un amor contrariado, a otra cosa- ya en mi cama cerré los ojos y volé... qué hermosa estaba esa noche, la puta madre. Con ese pullover marcando todas esas curvas, con ese pantalón hecho a medida, el aroma de su piel, el pelo suelto, su presencia magnética. Cualquiera que pasaba por la mesa la miraba. Y estaba para mí. Seguí volando para torcer la historia, busqué su boca y no hubo resistencia. El mundo se detuvo en ese beso, me clavó las uñas en la cintura y gimió.
-Soy tuya, quiero darte todo-
-Pero si hace un rato...-
-Olvidate, no puedo seguir fingiendo, te amo- me miró como solamente una mujer mira al entregarse. No, no puedo volar. La realidad es otra, esa mirada se la guardó a otro hombre. Y me miró como miran las mujeres cuando el no es no. Volví en sí y no puedo encontrar la manera de asimilar las palabras de ella. Fueron muchas cosas juntas, vuelvo a mis fantasías y nos miramos luego de ese interminable beso; luego de recorrer cada papila de su lengua,luego de manosear desesperado cada rincón prohibido, luego de oler su olor, luego de frotar alma con alma, luego de buscarnos las miradas y hallarnos después de divagar como dos solitarios peregrinos hasta la tierra del No sufrir.
-¿Y ahora?- pregunto como boludo inexperto.
-Lo que sigue- se da vuelta, toma mi mano y me lleva entre el gentío que camina como nosotros y los que no como nosotros. Empieza a reirse con todas las ganas. Los cigarrillos fueron ¿será eso?.
-Estoy contenta, me siento tan bien cuando estamos juntos, ya está, me dejé llevar y me gustó, besás muy bien hijo de puta. ¿Tan caliente estás conmigo?-
-Noooo, caliente no, tanto tiempo reprimido, tanto deseo de tenerte que exploté- me besó colgándose de mi cuello.
-¿Por qué sos tan especial, qué tenés que las mujeres hablan maravillas de vos?-
-Ah, acabo de enterarme-
-Cuando me preguntan por vos y cómo estás y les cuento, entran en trance. Una vez una amiga me preguntó cómo hago para tener toda tu atención. Le dije que nada, siempre fue así conmigo y me dijo que tengo más culo que cabeza. Parece que no veía lo que sentías por mí- seguimos la caminata y me hizo doblar en esa esquina. No importaba la hora ni el frío. Las ocho de la noche.
-Es a tres cuadras, dale así estamos calentitos- llegamos y pagamos a medias. Una hora y media ¿alcanzaría?.
Volví a la tierra. Con gesto amargo veía por la ventanilla del tren pasar las estaciones.

-Te quiero mucho pero amor no...-
-Gulp!-

A veces uno se calla para no correr riesgos, para no perder lo ganado. Tantea cómo seguir ocupando posiciones y jamás llega la pregunta:
-¿Tiene sentido seguir adelante?- Se supone que se entabla relaciones con el sexo opuesto por el sólo afán de conquista, por mero apetito sexual. Y si no se logra el objetivo, se debe emprender la retirada elegantemente sin rastros de sentimiento alguno. Lo único que vale es la fornicación. Si los caminos que conducen a la cavidad vaginal no se abren, se debe buscar otra ¿no?.
-Cuando la mujer siente nunca duda, pibe. Si te da vueltas o te pide tiempo olvidate, no quiere saber nada con vos. Ellas son así. Cuando se calientan con una pija hasta no tenerla adentro no las para nada ni nadie. No son como nosotros, que si no nos da bola la que nos gusta enseguida buscamos otra. Eso lo aprendí con los años y todavía sos muy pibe. Cuando te curtas un poco vas a aprender y te vas a acordar de mí. Las mujeres siempre saben lo que quieren... nosotros los varoncitos cualquier cuerito es bueno si hay hambre. Ellas no, es jamón o es jamón, es mortadela o es mortadela. Vos que sos un bocho analizalo y prestá atención. La mujer nunca duda, quiere o no quiere- esas palabras sabias dichas hace varios años por un cincuentón de tanto en tanto trinan dentro mío. Las traigo al aquí y ahora... con ella y con otras suenan tan vigentes por mis propias experiencias.
Cuando le dije que por favor necesitaba verla que era importante que nos veamos y hablemos, la adiviné extrañada por su tono de voz en el celular. Me dijo que si era tan importante que me tome un tiempito y piense bien porque las cosas importantes en la vida no se hacen o dicen en un parpadear; es menester meditar y luego obrar.
-Dame tiempo y organizamos un día equis-
-Pero es importante-
-Ya te oí, tengo muchas ganas de verte, te extraño, pero me tomás de sorpresa, dame tiempo y me organizo-
-Uff, bueno...-
-No, no te enojes, tengo la agenda a full, te aviso yo ¿sí? ¿no te enojás? te quiero, chau-
Así fue.
Manejó mi urgencia. Al recordarlo (porque esta charla la pasé por alto) retorné a ese consejo de veterano.
-Si ella hubiera sentido como yo, en ese mismo momento nos hubiéramos encontrado. Y no fue-

-Te quiero mucho, pero amor no...-
A medida que pasaron los días de a poco comprendí la dura derrota. O mas bien, el fracaso.
-Sí, soy un fracaso, la mujer que más amé y más amo me fue indiferente, se cagó en mis sentimientos. Parece que no soy lo suficientemente hombre para que se detenga un segundo en mis ojos. Soy un fracaso, soy un pobre pelotudo-
Lo único que me calma es la autosatisfacción. Pienso en ese último abrazo, ese último contacto, sus tetas contra mi pecho, su pancita junto a la mía, las piernas roce con roce... y no doy más. Gatillo y el volcán hace retumbar el planeta, y en segundos nada. Estoy apenas conmigo. Entonces lloro.

-Te quiero mucho, pero amor no...-
Los días siguen. Me llamó (no sé por qué) y me preguntó cómo estaba.
-¿Estás bien?-
-Lo sobrellevo-
-Pero ya lo hablamos, te pido que no me toques el tema, me incomoda que mi amigo en realidad me ame-
-No seas hija de puta, por favor-
-Eh, no me trates así-
-¿Y yo qué, todo vos, todo vos nada más? ¿te cagás en lo que siento?-
-No me hables así- se le entrecortó la voz.
-Perdoname pero no puedo... te amo, eso es todo, muero por sentirte toda, carajo. No sigamos hablando o vamos a terminar mal-
-Quería saber cómo estabas-
-¡¡COMO EL CULO!!- y cortó. Ya de esa vez no volvimos a hablar, apenas contacto por internet. Y los días siguieron su curso. Calmo mi impulso de tomar el celu y llamar o mensajearla. O ir a su casa con la excusa de una visita sorpresiva. Me escribió un mail. Me preguntó si estaba enojado. Y que no tuvo la intención de hacerme mal, lastimarme. Es obvio que no, el que se enamoró soy yo. Ella no, al menos no de mí. Sé que desea otra verga, que sus pensamientos giran en torno a otro prójimo, que en sus sábanas habitan otras fantasías en las que no soy protagonista.

-Te quiero mucho, pero amor no...-
Vuelvo a la fantasía. Antes de entrar al cuarto, ya amago desvestirte ahí mismo. Meto las manos bajo el pullover y tu piel arde. Me mordés el cuello y abrís la puerta. Con toda tu fuerza me entrás y caigo en la cama. Cerrás.
-¿Cómo me imaginaste siempre, muy puta?- vuela el pullover, esa musculosa negra es tan excitante.
-Espero que la realidad supere a la fantasía- cae el pantalón, revoleás las zapatillas. Mientras saco mi ropa acostado, venís a la cama golosa.
-¿Tenés idea de cómo te tengo ganas?. Te voy a exprimir-
-Por Dios, qué hermosa sos, cómo te deseo-
-Ya lo sé, me cogés con la mirada, demostrámelo-
Vuelvo a la realidad. El invierno es una cagada. Nada más triste que los árboles podados, las calles vacías, el pasto seco, el frío. El maldito frío. Sigo con mi vida cada momento más triste, más vacío, extrañándola.
-Pero tarde o temprano se iba a dar cuenta y se terminaría todo, del vamos que no le movés el piso- me digo. Salgo a caminar, a fumar un poco. Si no hubiera dicho lo que siento seguiría nuestra relación, nuestro "nosotros".

-Cómo la deseo- pienso.
Y sigo pensando ¿seguir sosteniendo esta farsa, esta amistad que no es recíproca? Ella sí, alardeando de tenerme como amigo. Yo no, sufriendo por poder acariciar un poco más allá de la línea de la amistad.

-Te quiero mucho, pero amor no...-
Qué ganas de torturarme con ese momento. Por la borda se fueron tantos otros,tantos cafés, tantas caminatas tomados de la mano, tomados de la cintura, en algún bar, en cualquier kiosco que venda cerveza fría, compartiendo el último cigarrillo, pagando un paquete de diez a medias.
Salgo a caminar, ya se los conté; sigo la caminata invadido por los recuerdos, aparece su cara risueña festejando alguna boludez que se me ocurre. Llego al bar, entro y esta vez pido una copa de Tía María. No es el mismo bar del último café y aquel mozo confianzudo. Vuela mi cabeza a la primera vez que salimos juntos ¡tantos años ya! Esa emoción perdura, fue un viernes de Diciembre, hacía bastante calor y cuando apareció me desmayé: minifalda y remera demasiado cortita, ombligo al aire.
-Hola, disculpá la demora, me cagó el bondi-
-Te perdono todo, mamita- miré hacia abajo.
-¿Acaso nunca viste un ombligo vos?- descubrió mi curiosidad -dale, mirá y sacate las ganas ¿te gusta mi ombligo? ¿es lindo? ¿querés tocarlo ya que estás?-  ella es así. Los años casi no la cambiaron. Puede ser tierna y sutil como cruda y directa. Sabe manejar los tiempos. Acaricia o golpea. Mimosa o agresiva. Evasiva o inquisidora. Aprendí a conocerla pero menos de lo que supuse.
Sigo jugando con la copa medio llena. Pido un cenicero. Sí, guardo como tesoro esa noche. Tenerla para mí solo compartiendo una cerveza fue la gloria. Hacía dos meses que nos conocíamos. Eramos una incógnita. Tenía miedo de arruinar todo y salió maravilloso, estuvimos hasta las cuatro de la mañana del sábado charlando sin parar. En un momento entró un tarjetero y al vernos se acercó a la mesa y nos dejó una tarjeta...
-Ja ja, una tarjeta de telo- dijo
-Nos habrá visto la cara de burros en celo- lloró de la risa: tiró el vaso, hizo un enchastre bárbaro.
-Ay cómo me hiciste reir, boludo, me hiciste romper todo-
-La guardo para más tarde- pensé en voz alta.
-Antes que vayas acompañame a la parada- bang bang.
Vuelvo a la fantasía. Terminamos empapados y exhaustos. Nunca gocé con tanta lujuria como ahora mismo. Te tengo desnuda a mi lado con los ojos en el nunca jamás.
-Al final lo hicimos-
-Esto queda entre nosotros ¿sí? nunca sentí tanta piel con un tipo como con vos, fue hermoso sentirte, no me arrepiento de haberlo hecho. Te amo- me besó.
-Y qué puedo decir yo- prendí un cigarrillo -tantos años deseándote y al fin sucedió, tantas fantasías y la realidad superó todo. La pasé mejor de lo que soñé. Te amo-

-Cómo la deseo- pienso.
Estoy  con este vaso semivacío, tratando de no llamarla, de olvidarme que la amo, que la necesito. Borrar de mi corazón su presencia. Pago. Dejo propina. Salgo a seguir caminando, entro al primer kiosco y pido cigarrillos, cuando una mano toma mi hombro...
-¿Vos por acá?-
-Hola- era ella con la mirada sombría.
-Hola- abrí los brazos por instinto y me recibió, se aferró y apoyó su cabeza en mi pecho.
-Estuve pensando en vos estos días ¿cómo estás?-
-Sobrellevando ¿cómo me encontraste?-
-Una corazonada, tenía ganas de volver a verte y salí a dar una vuelta-
-¿Y vos, cómo estás?-
-Mal, me siento mal. Soy una tarada. No puedo dejar de pensar en lo que me dijste. Me sacudiste la estantería-
-Me dijiste que amor no-
-Bueno, sí, pero sos vos ¡¡JUSTO VOS!!- empezó a llorar. Seguíamos adentro del kiosco. Vi que tenía dos mesitas con sus respectivas sillas
-¿Tenés café, flaco?- pregunté al kiosquero.
-¿Te preparo dos?- no salía de su asombro por el encuentro.
-Dale-
-Siéntense que se los alcanzo- no nos dijimos nada, le di la mano y la llevé a la mesa. Llegaron los cafés. Seguía llorando; pasé mi mano por su cara.
-Así sos más hermosa todavía-
-¡Parezco una pelotuda!- nos callamos. Prendí un cigarrillo.
-Te extrañé, me aguanté las ganas de llamarte, me dolió tu respuesta. Qué se yo, lo sobrellevo-
-Pensé en vos, no puedo perderte así nomás. Sos muy especial para mí- ahora se calmó -acercate que voy a contarte un secreto- me sonrió con los ojos rojos. Arrimé mi oreja y soltó las palabras.
-Quiero que te quedes conmigo, me duele extrañarte-
-¿Estás jodiendo?-
-Nunca hablé tan en serio, te quiero- buscó mi boca y me besó. Fantasía y realidad amalgamadas. Por qué se demoró tanto tiempo este momento, ni idea. Debe ser que las cosas suceden cuando deben, y simplemente suceden. Son inevitables y eso va más allá de nuestra comprensión y nuestros deseos. Pagamos los cafés y nos levantamos. En la vereda nos besamos con todas las ganas de diez años de espera. Justo pasó otro tarjetero y nos interrumpió. 
-Ah, bueno, otra tarjeta de telo!!-
-Como aquella primera salida ¿te acordás?-
-Todo momento a tu lado lo recuerdo como ayer-
-¿Te acordás que te saqué cagando?-
-Uff. obvio-
-¿Querés que vayamos ahora mismo?- levantó el pullover y créase o no tenía puesta aquella remerita corta, la del ombligo al aire. No dijimos más nada. Apuramos el paso y nos perdimos en la noche...

En una noche de tantas, caminando sin rumbo, ella me decía que en la vida todo era cíclico, que misteriosamente los círculos se cerraban y volvían a abrirse una y otra vez.
-Es un ida y vuelta, como una calesita loca-
Al tener la tarjeta en la mano, recordé esa charla.
Como casi siempre, ella tenía razón.    


                              
                                                                           FIN.




viernes, 10 de julio de 2009

EMOCIONES POSTRADAS

Llegué al punto de encuentro. Hay sol tenue, hace bastante frío. Me siento a esperarla. Hace bastante que no nos vemos. Apenas la sentí por teléfono, apenas su voz; miro la hora y pienso que debe de estar al caer. Levanto los ojos hacia el semáforo en verde y ahí está, confundida entre la gente y pese a ser una más de ese montoncito, es única e inconfundible.
Me paro. Me suben los latidos. Comienza a cruzar la calle y me ve. Cambia esa expresión seria por su mejor sonrisa, me adelanto para estar menos tiempo separados y nos topamos en el cordón. Posa su mano a media espalda mía y se acerca deslumbrante.
-Hola che, ¿estoy bien con la hora?- 3 minutos atrasada...
-fenómeno, hola- la beso. Huelo su piel y me erecto. Me besa y la tomo apenas por la cintura. La acaricio por toda su espalda. Se acerca mimosa.
-¿Cómo estás, tan cagado de frío como yo?-
-Maso, ¿y vos?-
-Tiritando-
-Estás hermosa, como siempre-
-Gracias, siempre tan caballero conmigo- no hay viceversa para conmigo.
-Bueno flaca. Acá nos vamos a congelar- empieza la breve caminata. Encontramos algo a gusto, nos acomodamos, pedimos café y los cigarrillos que vuelan al instante. Está sentada de frente. La miro a los ojos. Llegan los pocillos y se abre el postergado diálogo.

-Cómo la deseo- pienso. Toma ella la delantera y me desgrana sus cosas. Miro sus manos volar en el aire, fuma mucho, no la noto bien. Disipo mis dudas a medida que las palabras surcan el aire y en la fonola atrona algo de música ochentosa.
-Simple Minds ¿te acordás?-
-Uh, esa canción es de una película, no me acuerdo cuál-
-El club de los 5, "No te olvides de mí" es el tema-
-Exactamente-
-Parece que sonara a propósito ¿no?- se queda callada y reacciona divertida.
-Pero por supuesto, ¿acaso creés que voy a olvidarme de vos alguna vez en mi vida?¡no tengo que explicarte nada!-
-Pero es bueno escucharlo-
-Ya sé, pero viste cómo son las palabras, en un día así se van de gira por ahí y no vuelven-

-Cómo la deseo- pienso.
Me pide que la espere que va al baño y vuelve enseguida. La observo pararse y caminar por el pasillo. Se corta mi respiración a cada paso que da. Prendo otro cigarrillo, me pone nervioso tanta sensualidad.
-Por Dios, cómo me vuelve loco. Está terriblemente buena, mirá qué culo, qué buenas tetas, encima bajó la panza. Qué ganas de darle que me dan, hasta cuándo voy a seguir esperando- pienso en voz alta. El mozo me escuchó cuando vino a llevarse las tazas sucias.
-Te la estás comiendo con la mirada, flaco. Vos también, no sos boludo para elegir. ¡Alta perra la minita, eh!- volvió y apenas se sentó tomó la posta.
-¿Sabés algo? Hace cuántos años que no nos encontramos para estar juntos, no me acuerdo casi-
-Es verdad, extrañaba tomar algo con vos, los dos solos, como antes... te extrañé-
-Yo también. Podríamos repetirlo más seguido ¿no?-
-Y si nos dejan...- nos reímos juntos. Olvidamos nuestras responsabilidades por un par de horas para reencontrarnos a nosotros mismos. Como aquellos que fuimos en un principio.

-Cómo la deseo- pienso.
Siguen volando los cigarrillos. Cayó el sol, son como las siete de la tarde. Recordamos algunos momentos inolvidables.
La primera vez que hablamos.
La primera vez que salimos juntos.
La primer distancia.
El primer reencuentro.
Las muchas noches yirando por la ciudad.
La nueva distancia.
Otro reencuentro más.
Y así llegamos a los últimos tiempos. En el medio de todo, una relación muy especial y muy fuerte.
-Al final todavía no me dijiste para qué querías verme, me imagino con qué te vas a salir, así que decime de una vez lo que tengas que decirme- ahora se pone seria.
-Bueno, no tengo mucho que confesar... estoy enamorado de vos, TE AMO-
-¿Cómo... desde cuándo?- su cara no me daba posibilidades de éxito.
-Desde siempre. Desde la primera vez que te vi. Primero lo tomé como calentura, así que me callé la boca y seguí pero esto creció y se me fue de las manos. Te veo y me pongo loco, quiero estar al lado tuyo siempre-
Uf, qué lo parió, esto es fuerte-
-Mirame a los ojos ¿o no lo ves?- extendí mi mano y extendió la suya. La tomé tímido primero; con alma y vida después.
-Ay, decime cómo seguimos vos y yo-
-Eso no me gusta nada-
-Es que el sentimieto no es mutuo. Ya sabés qué quiero. Te quiero un montón, pero amor no...-

Puñal certero.
-Cómo la deseo- pienso.
Dejó abierta la posibilidad de terminar la relación ahí mismo.
-Me siento incómoda y me molesta mucho la situación. Es lindo lo que decís pero...-
-Bueno, no sigas- a esto aún continuábamos tomados de las manos. El mozo miró e intuyó que de ahí la llevaba al primer telo.
-Es que bueno, lo sospechaba pero oirlo me mata. Es hermoso lo que decís, nunca me dijeron que me aman de esa manera. Pero vos ¡¡justo vos!!-
-¿Y si te cuento de las ganas que te tengo?-
-No, boludo, ni me lo menciones, terminemos acá-
Pagué la cuenta y nos fuimos de ahí. Caminamos algunas pocas cuadras en silencio hasta la parada del colectivo que tenía que tomar para irse a su casa. Nos miramos y nos abrazamos bien apretados. La sentí toda y creí ahogarme en mi propia lava.
-Sos un boludo, enamorarte de mí-
-Te amo-
-No sigas, por favor-
-No me sueltes- tuve que buscar su boca y besarla. No tuve el valor de hacerlo.
-Dejame tomar el colectivo, dale. Te llamo- me miró triste y rara. Parece que algo se terminó, el "nosotros".
-¿Te veo pronto?-
-Sí, y llamame para contarme cómo estás. No te pongas mal, pensá bien lo que querés. No puedo darte lo que necesitás de mí. Si te hace mal verme, cortamos y qué se yo, te voy a extrañar pero a la larga te vas a olvidar de mí y de lo que sentis ¿sí?. Si te lastimo ¿para qué verme?. No quiero lastimarte justo a vos, sos muy especial para mí, y no quiero que te quedes con un mal recuerdo mío- me taladraba la cabeza, el viento arreciaba. Soporté el nudo en la garganta y hablé.
-No, no me dejes. No podría soportar perderte para siempre. Sos la mujer más increíble que conocí en mi vida. Ninguna es como vos. No me dejes...-
-Voy a perder el colectivo, me estás haciendo mierda, no sigas, me estás lastimando-
-¡¿Y vos qué, no me hacés nada?!-
-Chau-
-...-

-Cómo la deseo- pienso.
Días después, volví al mismo bar a la misma mesa. Mismo mozo que me reconoció.
-¿Y, cuántos fierrazos?-
-Uno solo y en el medio del marote-
-Uh, qué histérica, por cómo te miraba estaba muerta con vos-
-¿En serio?-
-Y... miro parejitas todos los días y ya estoy ducho en el asunto. A veces pasa, te tienen todas las ganas y arrugan. O es puro jueguito y uno cae como chorlito. Son jodidas las mujeres amigo ¿café?-
-Sí, y ponele Tía María-

Cómo la deseo. Y ella cree que puedo olvidar así porque sí esto que me quema. Revuelvo el café y miro a la calle vacía.
No puedo olvidar.
No quiero olvidar.
Pienso en el último abrazo y el beso reprimido.

Y lo mejor que puedo hacer es no llamarla.

lunes, 29 de junio de 2009

BOLUDEANDO SIN SENTIDO

Tengoganasdemandartodoalreverendocarajoasídeunanomás.

Ahora estoy solo; ya la prole se encomendó a Suavestar y mi alma se debate en estas teclas, exprimiendo la poca sesera que me queda sana.
Me aguanto las ganas de fumar. No da para intoxicar el aire de la casa. Tengo los auriculares puestos. Da lo mismo qué estoy o no estoy escuchando. Y tal vez, da lo mismo quién lee y quién no leerá estas huevadas al cubo.
A gatas pienso: en unos meses cumplo 35 años: uauhhh, treinta y cinco che, sos un viejo del orto ya, se te ven las canas, la gente no te da menos edad de la que te daban; es peor, aciertan bastante. Se pone el cerebro en blanco. Ahora tiro palabras al pedo para llenar este espacio mientras hurgo algo para decir. No lo hallo. Esta vez estoy hecho un mamarracho, en realidad cada vez me cuesta más escribir algo, mis mejores musas ya pasaron hace algunos años, una década podría afirmar. No sé si es que la persona que tengo al lado me mató la inspiración, o es que digo las cosas que antes callaba y sí escribía. O será que las circunstancias de la vida mataron al artista. O quien me causaba tantas musas ya no está en mi vida. O que el leit motiv que el destino me mandó ya no lo es. 
Necesito salir a dar una vuelta por ahí. Tomarme un traguito de algo caliente; qué se yo, una copa de Tía María, un Legui... pero por esta zona no hay bares ni cafetines. Además hace mucho frío y el viento te taladra los huesos. Lo único cierto es que tengo ganas de escribir, desde que me hice blogger renació esta locura primaria. No tengo ganas de ir a dormir todavía, no.

Esto es una cátedra de cómo llenar espacio con boludeces y sonar interesante.

Ajá, ya está. Estoy pensando en vos.
Te pienso y me imagino que un día de estos vas a llamar a la puerta y vas a decirme las palabras mágicas...
-Papá, estoy de vuelta. Olvidemos todo y perdoname, me equivoqué. Te quiero mucho-
-......-
-No digas nada, pá, y no llores plis, perdimos mucho tiempo pero estamos a tiempo de todo-
-.....-
-Al final soy yo la única que habla, tenía que ser al revés!-

No lo arruines hija, abrazame fuerte que extrañaba tanto el calorcito de tu corazón.

¿Ven por qué quiero mandar todo a la mierda?
¿Tienen idea de lo que es pasar por esto?
Que nunca te falte un solo pichón en el nidito.
Das vueltas y vueltas sin saber cómo soportarlo.

sábado, 27 de junio de 2009

OSCURIDAD ESQUINA LUZ

Viernes, es de noche: es un decir, el reloj me rectifica y me reubica en madrugada de sábado. Son casi las dos y por esta calle no pasa nadie. Por esta otra no pasa nadie.
Por esta esquina no se ve un alma.
Acabo un cigarrillo y busco inconcientemente otro. Veo mi Chesterfield Box y cuento... cinco puchos
-Quizás para esta noche me alcancen- pienso.
Me siento en el cordón y lo prendo. Otro cigarrillo más. Un leve viento me despeina apenas pero me da chuchos. Tuve que traer el otro pullover, éste es para media estación, pero lo uso porque es más coqueto y porque es mi preferido.
Prefiero soportar el frío.
Total, más frío que por acá adentro, imposible.
Pasa un perro husmeando bolsas; algunos gatos en celo, perfumando el barrio. No me detuve en el barrio. Es lindo, es tranquilo, me tienta mudarme para acá. Es lindo en serio Floresta. Chalecitos, árboles, paz, las calles de tierra son de la época del virreinato, pocos edificios.
Prefiero esto a Palermo. Incluso a Caballito.
Dos y diez. Pasa un 53 para La Boca a todo trapo. Sigo sentado en el cordón petrificado.
El Chester llegó a la mitad.
Quisiera caminar y alejarme para no volver nunca más. Quisiera odiar a este barrio del orto,  a su gente, sus perros muertos de hambre, sus gatos alzados, sus calles sin vida, sus árboles de plástico.
Quisiera odiar todo.
Y odiarme a mí.
Mas bien, desaparecer corriendo esta misma noche. Noche despejada pero sin estrellas.

Se ve como una luz. La de la puerta de su casa.

Casi un símbolo para mí: la única luz que en este último tiempo alumbró mi vida. SU LUZ. Algo difusa pero luz en fin.
Esa misma luz que necesito otra vez, como quien necesita vida para vivirla; esa luz que se hizo arco iris en mi alma, aura en mi corazón y guía para mis ojos...
Me paro. Avanzo seis pasos y me detengo en el centro mismo de la esquina.
-¿Qué carajo estoy haciendo?- pienso en voz alta. Me muero por ir a buscarla. Por sentir su vida en mis brazos. por confiar mi vida a sus manos. Todo es vano.
Y este "TE AMO" se pudrirá en algún rincón de mi existencia; hasta que un día, pueda encontrarme muerto y ya sin sufrimientos.
Dos y media. Mejor me voy. Tiro el ramo de flores al pie del arbol éste (de plástico), lo mea un gato alzado, mientras pateo hasta Juan B. Justo.

¿Andará el 34?

(Octubre de 1999)

miércoles, 17 de junio de 2009

A QUIEN SE LE OCURRA PASAR A LEER

Demás está decir que el espíritu de este blog alterno es darle espacio exclusivo a mis cuentos, ficciones varias, ya que agregarlas al blog oficial lo haría demasiado engorroso.
Bueno gente, los despido y tal como lo anticipé al parir a mi otro engendro... espero les guste.

Christopher.