miércoles, 6 de octubre de 2010

LA TAZA DE TÉ - PARTE 6

Bien, ese domingo me levanté a eso de las diez. El diariero ya me trajo La Prensa. Desayuné opíparamente y leí el dominical. Salí de casa y caminé sin apuro hasta Lope de Vega. Qué tranquilo es Versalles el domingo a la mañana. Llegué a la parada del 53 y a la hora llego a la casa de mi primo. Pasé una bonita tarde.
-¿Estás mejor de tus rayes? ¿seguís viendo al terapeuta?-
-Religiosamente, Hugo. Religiosamente-
Pedazo de idiota, si supieras que solamente fui a tratar de sacarte el 38 y no me diste ni la menor chance ¡forro!.

Volví a casa a eso de las 5. Estaba al pedo. No hay futbol, no hay películas buenas, no hay una reverenda mierda para hacer. Vuelvo a salir, camino rumbo a la General Paz por Nogoyá. Veo venir un 47 y por instinto le hago seña. A veces no entiendo mis actos. Saco el boleto y todo se me vuelve blanco. De repente vuelve a mi cabeza Carolina; recuerdo su sonrisa y esa mirada prostibularia del sábado ese en la milonga. Esa mirada prostibularia al chongo ese en Once. Por puro silogismo deduzco que tiene actitud prostibularia.
Pelotudeces que se me ocurren...
El 47 llega a Segurola. En un flash toco timbre y me veo en la vereda. Del bondi todos miran y se ríen de mí.
-Ah, me confunden con uno de la farándula, siempre lo mismo- le digo a unos pibes que estaban tomando cerveza y los saludo. Los escucho reírse.
-Estos pendejos no respetan a nadie- ¿para qué bajé? uh, el 85, lo corro. Bajo en Primera Junta. Estoy a la deriva, me duele la cabeza, mañana hay que laburar, adónde voy, dónde estoy... uf, bajo a tomar el subte, me mareo, qué me pasa, Carolina por favor salvameeeeee!!!!!!

Esta búsqueda estéril por donde se la mire está hipotecando mi sistema nervioso; me siento en el vagón y miro a la gente. Recompongo mi estado. Todos me miran como si fuera un marciano. El subte inicia su marcha. Al llegar a Río de Janeiro conicide con el que va para Carabobo. Será cosa del destino o fue mi imaginación, la cosa es que esa cabellera volcánica estaba justo frente a mí. Se da vuelta...
-¡¡¡Caro!!!- fue mi grito espontáneo. La pelirroja me miró, se rió y me sacó la lengua. Saludó y el tren arrancó. Empecé a los golpes, casi parto el vagón de madera al medio. Como corolario terminé en la comisaría por desorden en la vía pública.
-Pero esa chica me está quemando el cerebro, oficial, no doy más, por qué no me ayudan a encontrarla ya que tienen la base de datos, es Carolina Murdoch...-
-A usted lo está quemando la pastillita que toma, Sr. Ruiz. No sea boludo y piense, que si sigue así le vamos a hacer una camita en el Borda-
-Yo no estoy loco!-
-Je, lo mismo dijo Adolfito hace 70 años-
-No estoy loco-
-Está bien , la loca es esa loca que lo tortura, váyase a un burdel y gárchese una puta, está pasado de calentura hombre, y la próxima se queda una semanita acá adentro. ¿entendió?-
-Gulp!-

Salí hecho un satanás. Me juré buscarla hasta encontrarla y violarla en medio de la calle si era necesario. Nena, con Javier Ruiz nadie se mete...

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