-¿Qué calle primero?- giré sobre mi eje y la impotencia me aplastó los hombros; di algunos pasos por Avenida Olivera y quise empezar por preguntar a cualquier transeúnte por Carolina. Divisé un puesto de diarios.
-Por qué no empecé por ahí, seguro que la conoce!!!- aceleré el paso y el pulso. Casi al llegar esa impotencia me tomó de los hombros de nuevo y me clavó en la vereda; hice el ademán de sacarme una mano de encima y llegué.
-Buen día-
-Sí, joven ¿Clarín, Nación, Página, Crónica?-
-Nooo, a Carolina, una pelirroja así de alta, flaca, con rulos, sonrisa de dentista, buenas tetas...-
-¿Estás mamado, no? ¿o te diste un virulazo?-
-No, no estoy nada de eso, estoy desesperado por Carolina. Vive por este barrio ¿la conoce?-
-Esteeeee, te fugaste del Borda ¿no?-
-Ella me enloqueció!!!-
-Nene, preguntale a otro, me ponés nervioso-
Caminé por las calles unas dos horas y media. Sin resultados, obvio. Decidí seguir por Olivera hasta Rivadavia. Desde ahí, cruzar las vías hasta Gaona y tomar el 106 a casa. Llegué hasta la barrera del Sarmiento. Tin tin, tin tin, venía el tren desde el oeste. Siempre me pongo a mirar a la gente que viene en los vagones, me causa intriga ver tantas caras desconocidas. Pasa el primer vagón, el segundo, hasta que en el tercero un rayo me quema la cabeza: Carolina con una amiga paseando, en otra cosa. Tomé Yerbal y a las corridas me dirigí hasta la estación de Floresta, con el corazón atragantado en la garganta. Subí las escaleras empujando gente y solamente así descubrí que no bajó ahí.
-Conchuda hija de putaaaaa!!!!!!!!! ¡¡¡¡te voy a dar tomarme por tarado a miiiiiii!!!!!!!- el guarda se acercó y quiso calmarme. Le expliqué a grandes rasgos lo que pasaba
-Algunas minas son así, cómo decirte.... complicadas. Buscate una menos dificil-
A los veinte minutos estaba sobre el 106 rumbo a mi casa, con los ojos rojos y las sienes en estado de fisión. El chofer estaba escuchando a Sandro. Los versos de Así me retorcijaban los intestinos y tuve que bajar. Mejor espero al bondi de atrás. Subo y este chofer estaba escuchando Serú Girán. Al reconocer Viernes 3 AM no aguanté, a las cuatro cuadras tuve que bajar... eso me decidió a caminar el resto del recorrido. Casi a las siete de la tarde llegué. Me derrumbé en la cama y largué las lágrimas como un nene que pierde su autito preferido.
-¡¡¡Maldita conchuda del ortoooo!!!- el velador se hizo añicos contra la pared.
no puedo creer wue me detuve a leer tan largo relato. ! cuando atiné a abandonarlo me di cuanta que uno es medio asi de paranoico cuando conoce a alguien nuevo que tanto le encanta, espero la quinta parte . ja
ResponderEliminarhola! en eso estoy, me cuesta un huevo seguirlo adelante, el loquito no tiene nada que ver conmigo...
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